domingo, febrero 28, 2016

Reality check

A veces los sueños viajan, trascienden... Se nos permite ver un destello de un mundo diferente al nuestro...
Si esto fuera un cuento de hadas, desde el primer momento que nos encontramos lo habríamos predicho, lo hubiésemos podido leer en las miradas. Que fuimos hechos en el mismo molde con el mismo barro. Que nuestros corazones son de los pocos que tienen la capacidad latir al unísono en una misma melodía.

En una realidad alterna no habría miedos, ni heridas pasadas, ni fracasos, ni desilusiones. Tras el ansiado encuentro, dirigiríamos nuestros pasos hacia la eternidad a vuelo firme.

Si no fuera el hoy, el ahora... Tu nido serían mis caderas y acudirías puntual cada noche a buscar cobijo. A la luz de las estrellas, transpirando magia, iniciaríamos la danza ritual infinita del morir en uno mismo y renacer en el otro. Las explosiones de nuestro amor se esparcirían como una vibra inspirando a los poetas taciturnos a escribir las mejores odas al amor.

En una realidad alterna estaríamos locos el uno por el otro, no llegaría la saciedad jamás a nuestros cuerpos ni a nuestras almas y andaríamos fundidos en uno mismo navegando por la realidad.

Si tú y yo existiéramos en algún otro lado, en alguna otra dimensión, el mañana y la soledad serías sólo vestigios de una lejana era de horror.

Pero al día a día, la vida nos ha hecho ciegos, mudos y distantes. Y al parecer es lo mejor...

Y es que la luna no aguantaría tal fuerza en sus mareas ni el universo dicha cósmica alteración.
De pronto un chispazo de aquello que podría ser y nunca sucedió empaña la mirada de llanto... Un suspiro, tomar aire y seguir. Volvemos a ser tristes, grises, a fundirnos y camuflarnos con la obscuridad actual sin pensar siquiera en si el hoy no fuera lo que es.