viernes, julio 01, 2011


Enciendo un cigarro para quemar tu recuerdo, como si se pudiera. Paso horas admirando vestigios para simplificar y olvidar como si acaso fuera a ocurrir. Alguna vez te lo dije, tú tienes el poder para tener a la mujer que quieras.... Lo que nadie nunca me explicó es que esa tenencia, esa querencia es permanente. O será acaso que solo soy yo? - Solo mi caso? Hoy escribo letras vacías, palabras al viento que aún siguen impregnadas con tu nombre, dedicadas a ti, o a mi, a los errores, a las culpas, a las palabras simplemente. Mi entrega no escatimó fronteras pero si tuvo miedo, temió, tembló, y en ese temblor, en un pequeño desliz te perdí, me caí, nos herí.... o quizá fue que nos maté?

Debo hacer algo, moverme, resucitar, por lo menos intentar respirar. Debí tener sexo casual con aquel taxista, ceder a los coqueteos de aquel hombre o simplemente contestar la sonrisa que acabo de recibir. Sin embargo huí sin dejar mi número, no hago más que hablarle de ti y bajo la mirada sin corresponderla. Camino aceleradamente hasta encerrarme en un baño de facultad a ahogar mis recuerdos con dos lagrimillas y un gemido ahogado, y al sentirlas correr me odio porque no puedo odiarte, me recrimino porque nada puedo recriminarte, me sumo, me consumo y ahogo en la desesperación. No doy más y salgo a sentir el sol mientras con facha de poeta frustrada redacto estas líneas.

Debería morir, matarme, suicidarme o simplemente arrancarme de una vez por todas el corazón. Mis recuerdos se entretejen con tus recuerdos, con nuestros recuerdos también y con las memorias que empiezo a escribir después de ti.

Y espero.... No a que la tormenta pase, no a que un día vuelvas a dirigir tu balsa hacia el abismo de mis profundidades, aunque quizá... será... la estúpida esperanza que nunca muere.... No, espero, ahora simplemente espero, aguardo paciente e impacientemente a que el reloj dé una y mil vueltas más, a que el tiempo pase. Que todo se pase, que llegue el final. Cada noche te pienso dentro de los letargos del insomnio o te sueño para cuando despierte maldecirlos, maldecirme, suplicar ayuda a un Dios en el que ya no puedo creer y sin embargo escribo su nombre con mayúscula por pura formalidad.

Te extraño, me hundo, naufrago y enciendo el segundo cigarro para quemarme con él.

No hay comentarios: