domingo, julio 07, 2013

La Douleur Exquise

Prometí hace poco que escribiría un post dedicado única y absolutamente a ti... Pero finalmente decidí dedicarselo también a ella... A ella que está tan presente en todos lados.

Ella que no vio tu fortaleza aún en tus largas ausencias introspectivas, a ella que no vio como te desmoronabas mientras ibas poco a poco recogiendo los pedazos de su vida. Ella que cuando volvió trajo consigo el caos y no notó como te arrastraba con él.
Ella que pesé a que su presencia física ya no está en ese lugar que compartieron por tantos años está en todos lados, en las fotos que brotan de lugares desconocidos y te sumergen en un silencioso mar de recuerdos, en sus discos y los libros, las historias sobre canciones y en los largos momentos en los que pasas contándome sobre ella.
Escucharla a través de tus labios, mirarla a través de tus ojos, imaginarla, olerla y percibirla tal como en esos entonces la percibías tú.
Este post, breve pero conciso finalmente será dedicado también a ella, que de pronto es ciega, sorda y muda, que huye de ti como quien huye de una aparición maligna, que se crea historias en su cabeza que no tienen mucho que ver contigo. Que se enfrasca en viajes desconocidos con personas que nada tienen que ver con el mundo de los dos... Que no ve como te alejas, sin dejar de cuidarla, que no ve como se pierden...
Este post va dedicado solo a ti a ella, a ella y a ti y a todos, a todos los que somos, fuimos, nos alejamos y dejamos de ser. Siendo que somos tantos sumergidos en este paisaje urbano saturado de sensaciones, contrastante. A todos nosotros, dueños de esta ceguera sin dueño que nos aleja de todos. Somos tantos, somos todos de vez en vez, los que existimos y desgastamos la realidad a fuerza de explorarla frenética, desmesuradamente... A ella, a ti, a mí, a él... a todos nosotros, puesto que ninguno de nosotros está realmente dispuesto a dejar de existir...

A todos nosotros, que nos dejamos, nos soltamos, nos perdemos y nos volvemos a encontrar... Que remedio, que mejor que un poema que nos arrulle el alma...

El juego en que andamos
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,               
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría               
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría               
este amor con que odio, 
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,               
que me juego la muerte.

Juan Gelman

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